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El talento inmortal de Martin Luther King


Lyndon Larouche durante la ceremonia en Honor a Martin Luther King.
Alabama, 19 de enero de 2004

Lyndon LaRouche fue el orador de fondo durante el desayuno de oración realizado el pasado 19 de enero para conmemorar el natalicio de Martin Luther King, bajo el patrocinio de la Conferencia Demócrata del Condado de Talladega, Alabama. El reverendo Horace Patterson, edil municipal, presentó a la primera oradora, la nonagenaria heroína de los derechos civiles Amelia Boynton Robinson, vicepresidenta del Instituto Schiller, quien a su vez presentó al señor LaRouche.

LaRouche: Gracias joven. ¡Muchas gracias, Amelia! Ella es muy especial para nosotros, y para mi esposa; cuando digo "nosotros", quiero decir para mi esposa también. Ella ha sido como una madre para mi esposa. Y es muy querida.

Tenemos dos problemas, pienso yo, que deben ser la base de una reflexión sobre la vida de Martin hoy día. Uno, tenemos una crisis nacional. Ahora bien, no me voy a andar por las ramas, ni voy a hacer ningún discurso politiquero. Pero hay que señalar los hechos. ¡Esta economía se viene abajo! Hablando en términos relativos, la situación en cuanto a la infraestructura económica básica de Estados Unidos hoy día está peor que en marzo de 1933, cuando Franklin Roosevelt entró a la Casa Blanca.

O sea, vean a su alrededor: infraestructura, energía y demás; las condiciones de vida de nuestro pueblo, y en todo el mundo; y ni hablar de las grandes ciudades, donde ponen un fachada y dicen, "las cosas van bien". Vean las comunidades. Por ejemplo, Detroit ahora tiene la mitad de la población que solía tener; una ciudad industrial desapareció. Fíjense en Birmingham y vean cómo pasa lo mismo. Nunca fue rica, pero su sensación de pérdida, de pérdida, de pérdida de esto, de pérdida de aquello; esa es la situación de EU.

Luego se topan con la indiferencia, una indiferencia hacia los problemas de EU. Tenemos que 48 de los 50 estados están en una situación de quiebra, de quiebra irremediable. O sea que los estados no tienen posibilidad alguna de aumentar su ingreso fiscal para satisfacer las obligaciones esenciales de gobierno, sin hundir aún más la economía. Esta es la característica de al menos 48 estados.

Y está empeorando.

'Estamos en aprietos'

Si miran el costo de la vida, el aumento en el costo de vida, en comparación con los informes oficiales, verán lo que ha pasado con los precios de los alimentos en las tiendas en los últimos seis meses en EU.


Los asistetes a la Conferencia Demócrata del Condado de Talladega,
Alabama, escuchan el mensaje de LaRouche
.

Fíjense en el hecho de que, no hace mucho, 83 centavos del dólar estadounidense compraban un euro; hoy son necesarios un dólar con 26 centavos o 1,28 para comprar un euro. El valor del dólar estadounidense va en descenso.

Lo que aumenta es la cantidad de dinero vinculado a los juegos de azar. Y la forma más grande de juego ocurre en Wall Street. El dinero va a elevar —de modo puramente especulativo, con apuestas colaterales a la economía— el valor del precio de las acciones de algunas compañías. Y en cuanto enriquece alguna compañía, sus directivos van a la cárcel, como en el caso Enron; porque pasamos de fabricar "rodillos" a hacer "robillos". Ese es el carácter de la economía ahora.

Nos encontramos en aprietos. Estamos en aprietos a escala mundial. Desde enero de 2002, cuando el actual Presidente de EU pronunció un discurso infortunado en su informe a la nación, la opinión que tienen de EU naciones en todo el mundo ha caído de forma rápida al nivel más bajo que yo jamás haya visto. En toda Eurasia, en toda América, sienten desprecio por EU, cuando antes era al menos respetado, e incluso amado. Estamos en aprietos.

Y vean el mundo. El mundo enfrenta una gran crisis. Y EU enfrenta una gran crisis al habérselas con el mundo. Las mayores concentraciones de población del mundo están en China, por ejemplo, 1.300 millones o más en un momento dado; India, más de mil millones; luego tienen a Paquistán, Bangladesh y los países del Sudeste de Asia: esta es la mayor concentración de población en este planeta. Es una parte del mundo que emerge. La pregunta es, ¿cuál es la relación de EU con esos pueblos de Asia que, en general, representan antecedentes culturales diferentes a los nuestros en EU o en Europa Occidental?

¿Cómo vamos a encontrar la paz en un mundo atribulado? ¿Cómo vamos a encontrar la reconciliación en un mundo agitado, con países que se han vuelto en contra nuestra por la política belicista de Cheney y algunos otros?

Esa es la situación que enfrentamos, entonces.
Ahora, remóntense un poquito al momento en que Bill Clinton asumió la Presidencia de EU. Piensen en algo que algunos de ustedes saben. Piensen en la condición de la Junta Congresional Negra, o Junta de Congresistas Negros, en 1993, cuando Bill Clinton llegó a la Casa Blanca. Ahora revisen la lista de nombres. ¿Dónde está esa gente y sus substitutos hoy día? Ha habido una poda de los logros políticos de las juntas de legisladores negros en todo el país.

Este es el problema que enfrento constantemente, desde 1996 en realidad; ha empeorado de manera acelerada, y brutal.

La importancia de Martin Luther King hoy

De manera que, en cierto sentido, no enfrentamos un problema nuevo hoy día. Enfrentamos el mismo problema, en principio, que enfrentó Martin. Y lo enfrentó con éxito. Y yo propondría que hay algo que podemos aprender hoy de la enseñanza de Martin Luther King, y de su vida, que lo vuelve a la vida, como si estuviese aquí parado, vivo, ahora mismo. Hay algo especial de su vida, su desarrollo, que nosotros debiéramos aprovechar hoy día, no sólo al abordar los problemas de nuestra nación, que están haciéndose terribles, sino los problemas de nuestra relación con el mundo entero.


Talladega, Alabama. 19 de enero de 2004.

¿Cómo vamos a bregar con esas culturas que son distintas a la nuestra? ¿La cultura asiática?; ¿las culturas musulmanas en todo el mundo, donde hay como unos mil millones de musulmanes?; ¿la cultura de China, que es diferente a la nuestra?; ¿la cultura del Sudeste de Asia, que es diferente a la nuestra?; ¿la cultura de Myanmar?

Son todos humanos. A fin de cuentas ellos tienen los mismos requerimientos, las mismas necesidades que nosotros, pero, son culturas diferentes; piensan de modo diferente; responden a predicados diferentes a los que respondemos nosotros. Pero, debemos tener una cooperación pacífica con esos pueblos para resolver los problemas del mundo.

Entonces uno empieza a pensar sobre alguien como Martin. Y quiero señalar, en el contexto que acabo de plantear, lo que significa Martin hoy día. No tuvimos quién remplazara a Martin, lección número uno. Martin fue una personalidad única. No fue una persona talentosa a la que le cayó el manto de dirigente por accidente, y a la que pudieran remplazar fácilmente otros dirigentes que aprendieran el oficio y que posteriormente asumieran la responsabilidad. No tuvimos con quién remplazarlo, a nadie en posición de remplazarlo. Muchos quisieran haberlo hecho, pero no tenían lo necesario. No.

¿Qué tenía Martin? ¿Cuál era la esencia de Martin, que lo hizo algo especial? Comparemos tres casos para llegar a eso. Uno, el mismo Martin. El otro, el caso de la famosa heroína de Francia, Juana de Arco; y yo estoy bien familiarizado con los detalles de la historia real del caso de Juana de Arco, que es comparable, en un sentido, de un modo muy especial, al caso de Martin. Y luego, también, un caso ficticio, pero que apunta al problema que enfrentamos: el caso del Hamlet de Shakespeare, especialmente el Hamlet del soliloquio del Tercer acto.

Ahora bien, ¿cuál era el asunto? Martin era realmente un hombre de Dios. Verdaderamente, de un modo que muy poca gente es capaz de realizar en realidad en su vida. No era sólo que fuera un hombre de Dios, sino que ascendió a una apreciación plena de lo que eso significaba. Obviamente, la imagen para él era Cristo, y la Pasión y la Crucifixión de Jesucristo. Esa era la fuente de su fortaleza. Él vivió eso; llegó hasta la cima de la montaña en un momento en que sabía que su vida estaba amenazada por fuerzas poderosas en EU. Y dijo: "No voy a evadir esta misión aunque me maten", tal como lo dijo Cristo, y estoy seguro que eso era lo que Martin tenía en mente en ese momento. La Pasión y la Crucifixión de Cristo es la imagen que constituye la esencia del cristianismo. Es una imagen, por ejemplo, en Alemania, o en otras partes donde se ejecuta La Pasión según san Mateo de Bach; esa es una presentación que dura más o menos dos horas; en esas dos horas el público, la congregación, los cantantes, los músicos, reviven, de forma poderosa, la Pasión y la Crucifixión de Cristo. Y esto siempre ha sido importante: volver a vivir eso. Captar la esencia de lo que significa Cristo para todos los cristianos. Y Martin mostró eso.

La diferencia estriba —y volveré a Jeanne d'Arc (o llámenla Juana de Arco en español— en que la mayoría de la gente tiende a creer que, "sí, yo deseo ir al cielo", o algo parecido; o no, no le importa; pero busca respuestas dentro de los confines de su vida mortal; piensa en las satisfacciones de la carne; la seguridad de que gozará entre los linderos del nacimiento y la muerte. Mientras que el gran dirigente, como Martin, asciende a un nivel superior. Concibe su vida como lo presenta el Evangelio, como un "talento". O sea, la vida es un talento que recibes. Naces, y mueres. Ese es tu talento, lo que tengas en ese intervalo. La pregunta es que de cualquier modo lo vas a gastar; ¿cómo lo vas a gastar? ¿En que vas a gastarlo para asegurar toda la eternidad? ¿Qué vas a hacer como misión que te gane el sitial que quieres ocupar en la eternidad?

Martin tenía una idea muy clara de eso. Ese discurso acerca de la cima de la montaña a mí me impactó hace años. Tuve un entendimiento claro de lo que quizo decir exactamente; de lo que le decía a otros. La vida es un talento, lo que cuenta no es lo que sacas de la vida, sino lo que le metes.

Martin tenía eso, y es por ello que era dirigente; líder. Y yo he conocido a muchos otros que eran dirigentes a la par de él en ese período. Ellos no tenían precisamente esa misma chispa. Puede ser que hayan aceptado la idea. Puede ser que hayan creído en ella. Pero no los dominó del mismo modo en que a Martin. Y llegó a dominarlo cada vez más, estoy seguro, en la medida en que asumía más y más responsabilidades. Cuando uno es dirigente siente esto. Uno ve a su gente, ve las cosas con las que tiene que bregar, el sufrimiento; ve el peligro, y tiene que encontrar dentro de sí mismo, hallar en ustedes mismos la fortaleza para no titubear; para no transigir.

El martirio de Juana de Arco

Tomemos el caso de Jeanne d'Arc, para comparación; Juana de Arco, como se le dice. Esta es la verdadera historia. Ella fue una figura de tanta importancia en el siglo 15, que su historia se documentó de manera minuciosa a la sazón, y se verificó y demás. Fue una figura en todo el cristianismo. Fue una figura decisiva en la historia de Francia.

Hela aquí, una mujer, una muchacha de origen campesino que se inspira en creer que Francia debe ser liberada de la terrible ocupación de la caballería normanda; que Francia debe convertirse en una verdadera nación; y que debe elevarse de su condición para hacerse una nación, y atender esos problemas; que Dios quería que eso sucediera. Así que pasó por una serie de sucesos hasta llegar al príncipe, que era el heredero nominal al trono de Francia. Y le dijo a este príncipe —al que le llegó con varias credenciales—: "Dios quiere que seas rey". Y el la miró y le dijo: "¿Qué quieres de mí?" Ella le dijo: "Yo no quiero nada de ti. Dios quiere que seas un rey".

Y de este modo, debido a su potencia, a su personalidad y su misión, el rey le encomendó el mando de unas tropas en una batalla muy seria en ese momento, conjeturando que la matarían al mando de esas tropas y eso arreglaría todo el problema. No la mataron. ¡Ganó la batalla, dirigiendo la batalla personalmente!

Y en gran medida, a resultas de ello, Francia se movilizó a favor de su independencia.

Luego, llegó el momento en que el príncipe fue coronado rey. Pero entonces el rey la traicionó y entregó a los enemigos de Francia, a los británicos, a los normandos, y la Inquisición la enjuició, lo que es algo horrible. Esta es la peor injusticia que uno pueda imaginarse. Y durante el juicio le ofrecieron una carnada: "Si cedes un poquito, muchacha, no te quemaremos viva en la hoguera". Y ella dijo: "No". Titubeó: "Quizá deba transigir". Había sacerdotes ahí tratando de hacer que transigiera. Y ella dijo: 'No transigiré. No puedo traicionar mi misión".

Había subido a la cima de la montaña. "No traicionaré mi misión. No cejaré en mi empeño".

Así que la llevaron y la ataron a la hoguera. Apilaron la leña, y encendieron la hoguera mientras ella estaba con vida; la cocinaron hasta morir. Entonces abrieron la pila de leña para ver si seguía viva o no; la hallaron muerta. Y siguieron el proceso, encendieron de nuevo el fuego, y la quemaron hasta hacerla cenizas.

Pero, a raíz de esto ocurrieron dos cosas. A raíz de esto Francia revivió y logró su independencia, y luego devino el primer Estado nacional moderno de Luis XI, Luis XI de Francia. Y el significado de eso para nosotros hoy es que, por esa victoria, por lo que pasó con Luis XI de Francia, tuvimos el primer Estado europeo cuyo gobierno era responsable del bienestar general de todo el pueblo. El bienestar general significa exactamente lo que significa en Corintios I:13, donde san Pablo escribe sobre el ágape; lo que a veces llamamos "amor" o "caridad". Es esa cualidad. No es la ley, no es el código legal lo que cuenta. Lo que cuenta es tu amor por el prójimo; que siempre debes vivir por tu amor a la humanidad. De allí que un gobierno no es legítimo a no ser que esté comprometido de manera eficaz al bienestar general, no sólo de todo el pueblo, sino también a mejorar la condición de vida de su posteridad.

Y por primera vez en Francia, con ese Estado, surgió el principio de derecho constitucional, de que el gobierno no puede tratar a cierta gente como ganado humano; que eso no es legítimo; que no constituye una nación si trata a parte de su pueblo como ganado humano. Tiene que pensar en el bienestar general de todo el pueblo. Tiene que estar cautivado por un sentido de responsabilidad hacia todo el pueblo y su posteridad.

Porque todos somos mortales. Y para despertar en nosotros las pasiones que nos impulsen a hacer el bien mientras vivamos, tenemos que tener un sentido de que nuestra vida, y el consumo de nuestra vida, el gasto de nuestro talento, significará algo para las generaciones venideras. La mejor gente —como Moisés— busca cosas que van a suceder cuando ya no esté para disfrutarlas. Es este sentido de inmortalidad. Es por ello que los mejores padres se sacrifican por sus hijos. Esa es la razón por la que comunidades se sacrifican por la educación sus hijos, para que sus hijos tengan oportunidades. Uno pasa la angustia del sufrimiento y la escasez, pero tiene el sentido de que va hacia una meta; que su vida significará algo; que puede morir con una sonrisa en el rostro. Ha conquistado la muerte. Ha gastado su talento con sabiduría, razón por la que la vida significará algo mejor para las generaciones venideras.

¡Ese era el principio! Ese principio inspiró al hombre que vino a ser el rey Enrique VII de Inglaterra a hacer lo mismo contra el malvado Ricardo III, y a hacer de la Inglaterra de esa época el segundo Estado nacional moderno.

En cierto sentido eso es lo que hacía Martin, la misma suerte de proceso.

Hamlet y el problema con la educación

Ahora consideremos el otro lado del asunto. Consideremos el caso de Hamlet. Hamlet dice que tenemos la oportunidad de pelear para liberarnos de las condiciones horribles. ¡Pero! Pero, ¿qué sucede después de que morimos? ¿Qué sucede más allá de la muerte? Y es el temor a lo que pase más allá de la muerte que hace cobarde a la gente. ¡Ese es nuestro problema en EU hoy! Ese es el problema de nuestra dirigencia del Partido Demócrata. Ese es el problema del Partido Republicano, porque no todos los republicanos son malos; algunos son muy buenos; pienso incorporar a algunos de ellos en mi gobierno.


Lyndon LaRouche junto al grupo de la hermandad femenina Alpha Kappa Alpha.
(Alabama, 19 enero de 2004).

No soy muy partidista cuando se trata de gobernar. Soy partidista en cuanto a establecerlo.

Esta es la cuestión. El problema es este: [la mayoría de los estadounidenses] no cree en realidad que el hombre es distinto a los animales. ¿Piensan ustedes que en las escuelas de hoy, en los periódicos de hoy, piensan ustedes que los estadounidenses creen en serio que el hombre difiere de un animal?

Eso no es lo que enseñamos en las escuelas. Fíjense en el común de nuestros planes de estudio. Muchos de ustedes saben algo sobre la educación. Nuestras normas educativas ahora, a nivel nacional, son un crimen. Uno no sabe nada. ¡Aprende para pasar un examen! Y hay que preguntarse si la persona que diseña el examen sabe de lo que habla. En varias partes del país hacen exámenes, no para probar lo que uno le ha hecho a los estudiantes, en términos de lo que saben. Algunas veces el estudiante sale diciendo: "No sé nada". Estudiantes del cuadro de honor dicen: "En mis años de estudiante de secundaria, ¡no aprendí nada! Como enseñan ahora, con las pautas actuales". Lo que examinan es la capacitación del estudiante a obedecer en ese distrito escolar, o en esa región del país, medido acorde a algún criterio establecido. ¡Los distritos escolares compiten por dinero! Y el desempeño de los estudiantes en la escuela, como el entrenamiento de perros, es acorde al criterio de cuánto dinero y cuántos honores obtendrá ese distrito escolar el siguiente año.

Ya no nos importa; no creemos, en tanto nación, ¡no creemos en el desarrollo de la gente! Hemos venido a ser algo como Roma, la antigua Roma, una sociedad de "pan y circo". Toma tus migajas y diviértete. Y el entretenimiento se hace cada vez más perverso a medida que avanza.

Por ejemplo hoy, ¿la gente trabaja? ¿Tiene mentalidad de trabajar? ¿Cree en el trabajo? ¿Cree que la sociedad le da la oportunidad de trabajar? No. No se las da. Le da la oportunidad de conseguir algo de dinero.

¿Cuál es el negocio de mayor crecimiento en EU? El juego. ¿Qué es Wall Street? Apuestas. ¿Qué es Enron? Tahurería. ¿Qué son esos tipos que van a la cárcel en Nueva York? Tahúres.

La mentalidad del país consiste en que si tienes suerte, y te sacas la lotería, y ganas en las carreras de caballos, estas prosperando, aunque caiga tu industria, quiebre tu finca, y el gobierno municipal no pueda costear el cuidado de tus necesidades esenciales. Nos hemos convertido en una sociedad de jugadores.

¿De qué dependemos? ¡Del entretenimiento de masas! ¿Qué tipo de entretenimiento de masas? ¿No es esto algo de lo que uno debería avergonzarse?

Ya no consideramos a los seres humanos como humanos. Ya no entendemos lo que es ser humano.

Hace unos cuatro años yo inicié un movimiento de juventudes; se concentra en jóvenes de entre 18 y 25 años de edad, o sea, el grupo en edad universitaria. Y como saben, la gente cuando llega a los 18 a 25 años, en condiciones normales, ha dejado de pensar en sí misma como adolescente —como mitad adulta y mitad niña—y empieza a verse en cierto sentido como adulta. Tiene la confianza del adulto, los impulsos del adultos, etcétera.

Si el hombre fuese un simio, por ejemplo, la población de seres humanos sobre este planeta nunca hubiese superado los varios millones de individuos. Así que, no hagan de un hombre un simio. Ahora tenemos más de 6.000 millones de personas en este planeta para cuidar; y sigue en aumento. La cuestión es que el hombre ha sido capaz de descubrir lo que los animales no pueden: descubrir principios físicos universales del universo, aplicar esos principios descubiertos para hacerle mejoras a la sociedad, lo cual aumenta el poder del hombre sobre la naturaleza, tal como se puede leer en el Génesis 1: el hombre y la mujer hechos igualmente en la imagen del Creador, a semejanza del Creador, y responsables de esa función. Eso es lo que somos.

Cuando enseñamos ciencia física, cuando enseñamos arte clásico, y cuando enseñamos historia desde este punto de vista, les impartimos realmente a los jóvenes un sentido de su humanidad. Son capaces de volver a realizar los grandes descubrimientos de principios del pasado, ya sea en el arte o en la ciencia física. Cuando ellos conocen eso, conocen la diferencia entre ellos y la bestia. Ellos se enorgullecen de esto, y dicen: "Somos humanos". Y pueden verse unos a otros con amor, una clase de amor que tiene expresión en la educación en clases del tipo apropiado, en las que los estudiantes comparten el proceso de luchar por resolver el acto de descubrimiento por sí mismos, un principio que se les presenta como desafío y como paradoja.

Quiero decir que hay una relación amorosa en una clase de 15 a 25 alumnos, emblemática de una buena universidad, de una buena escuela secundaria, en la que se les da responsabildad a los estudiantes, se les da un desafío, para que traten de abrirse paso por sí mismos. Y el buen maestro trata de evocar respuestas de esta clase en los estudiantes, encontrar a dos o tres en la clase que iniciarán la discusión, y tratar de involucrar a toda la clase en la discusión. De tal modo que lo que salga de ahí no sea memorizar algo de un libro de texto. Lo que sale de ahí es el proceso de experiencia social de descubrir el significado de un principio, como si ellos mismo hubiesen hecho el descubrimiento original. Esto no se logra enseñándole al estudiante individual (aunque eso funciona a veces). ¡Se logra haciendo que los estudiantes interactúen en el proceso de discusión!

Por eso se quiere un clase de ese tamaño, entre 15 y 25. No tantos que excluya la oportunidad de participar de algunos. Ni tan pocos que no haya el estímulo para iniciar la discusión. Pero es este proceso social de relación entre personas que se aman mutuamente, en un sentido superior, porque han compartido el proceso de descubrir un principio, o han entendido algo sobre la historia. ¡Pero lo compartieron! Y la idea de compartir el conocimiento humano, en tanto conocimiento humano, es el acto esencial de amar. Y uno ama a la humanidad, y uno está feliz con la humanidad cuando ha colaborado con otra persona en hacer un descubrimiento.

Uno reconoce que puede confiar en esas personas para trabajar con ese tipo de método. ¿Algún problema con ellos? Bueno, regresa al método. Háblales del mismo modo en que lo haces en el salón de clases. Peléalo con ellos; estos jóvenes son divertidos. Ellos lo pelean hasta las 3 o 4 de la mañana. Yo, por lo común, ya saben, cuando les dicto una conferencia a estos amigos, me tienen hasta por unas 4 horas. Yo les hago una presentación como de una hora, o algo así, ¡y luego me caen encima con todo! ¡Pero es hermoso! ¡Es maravilloso! Y yo creo que cualquiera que haya participado en la educación, sabe exactamente de lo que hablo. Es hermoso; es maravilloso.

Entonces, este es el problema. Tenemos una población, tenemos un mundo, en el que hay una escasez de personas que entienden realmente, plenamente, el significado de la diferencia entre el hombre y la bestia. Que el hombre es una criatura, como lo define el Genesis 1, hecha a semejanza del Creador del universo.

¡Eso somos!

Porque transmitimos estas ideas, porque transmitimos esta obra como ningún animal puede hacerlo, nos amamos los unos a los otros. Amamos a la gente que vino antes de nosotros. Amamos a los que vienen después de nosotros. Los cuidamos de manera muy interesada, porque al gastar nuestro talento de vida, nuestro sentido de belleza depende de lo que salga de nuestra vida, en las generaciones futuras. Por ese motivo amamos a los niños.

Son nuestros niños. A veces amamos a los nietos aun más que a los hijos, porque nuestros hijos fueron capaces de producir esos hijos; ¡Es grandioso! Es decir, uno los ama en especial. Particularmente una persona que se convierte en abuelo, ama a estos nietos especialmente por ese motivo.
Así que este tipo de amor generalmente falta en la población, en los dirigentes.

Llegarle al 'hombre olvidado'


Martin Luther King

Martin tenía eso, obviamente. Martin fue una de las raras personas en su época que tenía un sentido profundo de lo que es ser humano. Que tenía un sentido profundo de la Pasión y la Crucifixión de Cristo. Pudo llevarlo a la política, pero no lo hizo para meterse en la política como tal. Era un dirigente natural. El dirigente natural es el que no sale del proceso político como tal, sino del pueblo. Martin nunca obtuvo un puesto político. Sin embargo, fue probablemente una figura tan importante en EU como cualquier presidente moderno. Logró eso, su autoridad como dirigente, del pueblo. Luchó contra la gente y con la gente para liberarla. Fue un dirigente en el verdadero sentido del término. Su poder en tanto fuerza política en la nación y el mundo emanó de su relación con el pueblo.

Y esa es nuestra situación hoy. Y por eso estoy tan contento de estar aquí, y de tener esta oportunidad de estar con ustedes, porque ustedes representan a quienes luchan en este país y en el extranjero por lo que llamaban el "hombre olvidado", cuando Franklin Roosevelt fue llamado a la Presidencia en 1933. Ochenta por ciento de la población de EU, en particular, y muchos alrededor del mundo, son hombres y mujeres olvidados. A nadie les importan realmente. Consideren el caso de la atención médica, la historia de la atención médica; consideren toda esa clase de cosas.

La única manera en que pueden renovar a una nación —del modo en que Martin hizo una gran contribución a la renovación de EU— es llegarle a los olvidados, especialmente a los desposeídos, y si uno puede expresar una actitud amorosa hacia el problema de los desposeídos, los que están en el nivel más bajo de vida, podrá entonces representar el principio en el cual debe basarse el gobierno moderno; El mismo principio que Juana de Arco hizo posible, en cierto sentido, con su contribución al surgimiento de Francia como el primer Estado nacional moderno, comprometido con el bienestar general.

Si quieren ser políticos de verdad, deben comprometerse con el bienestar general. Deben comprometerse con la humanidad. Y estar comprometido con la humanidad, es ver a la persona que se encuentra en la peor condición, en general, ¡y elevarla! Entonces habrás probado realmente que te importa el bienestar general. Si no vas donde esa gente, no estás con el bienestar general; no tienes el arraigo en la lucha por el bienestar general, no eres capaz de dirigir a nuestra nación, que es una nación ccon un compromiso constitucional al bienestar general.

Martin tenía eso.

Todos los grandes conductores de la historia generalmente han surgido de esa clase de antecedentes. No nacieron dirigentes; no fueron elegidos dirigentes. Algunos de ellos llegaron a ser electos en el transcurso de la vida. Pero no buscaron establecer su don de mando por elección. Ellos establecieron su ascendiente al encontrar sus raíces en la lucha por el bienestar de la humanidad. Vinieron a ser los representantes de algún grupo, luchando por ese derecho; o abogando por ese grupo, luchando por sus derechos. Y ascendieron a una posición de dirigencia porque tenían el carácter moral encarnado en su ser, en la imagen de la Pasión y la Crucifixión de Cristo.

Y a medida que se meten más y más en la lucha, y que se hace más peligrosa, en tanto que ellos ganan influencia (la vida sí se torna más peligrosa en la medida que uno crece en influencia), entonces se percatan de que arriesgan su vida. Y tienen que preguntarse: "Por qué he de arriesgar mi vida? ¿Por qué no he de hacerlo? ¿Qué será lo que no traicionaré, aun a costa de perder mi vida?"

Y uno vuelve a enfrentarse con el asunto de la Crucifixión y la Pasión de Cristo.

La pasión de un verdadero dirigente

Y ahí es donde nos encontramos hoy. Martin tenía eso. El problema de EU, y del movimiento de derechos civiles hoy, es que nos hemos "civilizado" en el movimiento mismo, diríamos, al "seguir la corriente" para no buscarnos problemas con la élite política. Y al tender a creer que el camino al éxito es "seguir la corriente" para evitar problemas, uno pierde de vista la pasión que debería motivar al verdadero dirigente político. La pasión es este cometido: tienes un talento; tienes un sentido de lo que significa tu vida; tienes un sentido de obligación, una misión en la vida de elevar a la nación, elevando a cierta parte de la población, o a toda ella.

¡Y no harás nada para traicionarla! Eso te da poder; te da el poder de ser una criatura hecha a imagen del Creador vivo. Lo tocas. Martin lo tocó. Él fue un hombre de Dios; no sólo por Dios, sino de Dios. Fue un hombre que en el transcurso de la vida, el destino le encomendó la misión de ser un hombre de Dios. Y tuvo la fortaleza para hacerlo; tuvo la fortaleza para seguir los pasos de Cristo, para pasar por su Getsemaní, para encaminarse a la Crucifixión. Él tenía esa fortaleza, igual a como Juana de Arco a su manera.

Y esa es la lección, creo yo, que tiene que enseñarse, que tiene que entenderse si es que vamos a salvar a esta nación. Tenemos que usar ese poder. Y como digo yo, de todas las imágenes de dirigentes políticos recientes en EU, la de Martin, como dirigente nacional y dirigente mundial, que también lo fue en términos de influencia, es el mejor ejemplo de la clase de personalidad que debemos tener, y que tenemos que desarrollar para sacarnos del horrible y aterrador desbarajuste que hoy nos amenaza.

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